
El sábado por la noche, fui a concretar el regalo de cumpleaños que le hice a una amiga. Fuimos a ver a Baglietto a la trastienda que, para los que no conocen, es un lugar muy cálido en donde ver recitales. Más bien chico, cercano, cómodo. Una especie de bar grande.
En un momento Juan Carlos disparó un fusíl de tamaño descomunal, que fue cargado por un tal Javier Sanchez, y que sin ningún tipo de compasión, apuntó directamente a mi pecho.
Les dejo el casquillo de la bala, sin intención de hacerles el mismo daño que me hizo, para que si encuentran a este tal Javier, le den unos golpes de mi parte.
El faro
Ya estuve buscando en los estantes, en nuestras fotos de amantes
algo que pueda ayudar.
Releí las líneas de tu mano, usándolas como plano,
como un mapa elemental.
Te ofrecí de todos los excesos, de los nuevos, de los viejos
y no te pude tentar.
Hasta practique como un deporte clavar mi aguja en el norte
de tu brújula de amar.
Sumergí mensajes en botellas y siguiendo a las estrellas
para guiarme en tu mar.
Entrené palomas mensajeras, pinté carteles, banderas,
que ni miraste al pasar.
Aprendí el lenguaje de los sordos, de los flacos, de los gordos,
señales de humo y demás.
Pero igual no encuentro la manera de romper esta barrera
y te puedas despertar.
Tu amor es como un faro
que se apaga y se enciende
yo mando mis señales
y tu cuerpo no entiende.
Te canté en idiomas milenarios, busqué en cajones y armarios
nuevas canciones de amor.
Firme con mi boca en el espejo, y de mis besos más viejos
quise ofrecerte el mejor.
Eché mano a mis trucos de magia, a la risa que contagia
puse el frió y el calor.
Hice poesía escrita en braile, probé el canto, probé el baile
y no abrí tu corazón
Hoy por lo filoso de los hechos, decidí cerrar mi pecho,
echarle llave a mi voz
Mi bella durmiente y su sordera escondieron la escalera
por la que subo este amor.
Ya no encuentro más abracadabras, ni llaves mágicas que abran
el deseo y la pasión
No hay ábrete sésamo que valgan cuando esa llama en el alma
con el frió se apagó
Tu amor es como un faro
que se apaga y se enciende
yo mando mis señales
y tu cuerpo no entiende.
Ya estuve buscando en los estantes, en nuestras fotos de amantes
algo que pueda ayudar.
Releí las líneas de tu mano, usándolas como plano,
como un mapa elemental.
Te ofrecí de todos los excesos, de los nuevos, de los viejos
y no te pude tentar.
Hasta practique como un deporte clavar mi aguja en el norte
de tu brújula de amar.
Sumergí mensajes en botellas y siguiendo a las estrellas
para guiarme en tu mar.
Entrené palomas mensajeras, pinté carteles, banderas,
que ni miraste al pasar.
Aprendí el lenguaje de los sordos, de los flacos, de los gordos,
señales de humo y demás.
Pero igual no encuentro la manera de romper esta barrera
y te puedas despertar.
Tu amor es como un faro
que se apaga y se enciende
yo mando mis señales
y tu cuerpo no entiende.
Te canté en idiomas milenarios, busqué en cajones y armarios
nuevas canciones de amor.
Firme con mi boca en el espejo, y de mis besos más viejos
quise ofrecerte el mejor.
Eché mano a mis trucos de magia, a la risa que contagia
puse el frió y el calor.
Hice poesía escrita en braile, probé el canto, probé el baile
y no abrí tu corazón
Hoy por lo filoso de los hechos, decidí cerrar mi pecho,
echarle llave a mi voz
Mi bella durmiente y su sordera escondieron la escalera
por la que subo este amor.
Ya no encuentro más abracadabras, ni llaves mágicas que abran
el deseo y la pasión
No hay ábrete sésamo que valgan cuando esa llama en el alma
con el frió se apagó
Tu amor es como un faro
que se apaga y se enciende
yo mando mis señales
y tu cuerpo no entiende.
Por suerte para mi, alguien se encargó más tarde de curar alguna de las heridas, por lo menos las superficiales.