mayo 29, 2008

Cartas, flores y un puñal


Para Loli, feliz cumpleaños.


Después de un tiempo sin trabajo por fin se le dio. No era exactamente lo que quería pero la paga era buena y los quilombos pocos, lo que lo hacía irresistible o por lo menos ideal para la situación. Dijo que si, que empezaba.
Económicamente estaba ahorcada, viviendo de prestado y las primeras cuentas mentales sólo tapaba agujeros, pero estaba feliz, por lo menos en ese plano.
Los primeros días como las primeras veces de todo. Conocer gente nueva dispersa en un enorme edificio, tratar de deducir quien era bueno y quien no, quien actuaba y quien no, imaginaba los pensamientos del resto con respecto a ella, a veces se perdía y trataba de hacer un mapa en su cabeza de las oficinas del piso, empezaba a estar nuevamente en el ruedo.
Se sentía un poco culpable porque el sueldo realmente era bueno, no sólo a cambio del trabajo en sí, sino que también era un buen sueldo, uno alto.
A los días se relajó un poco. Ya se sentía ubicada en su nueva vida y con sus nuevas obligaciones. Lo que todavía le pesaba era el viaje y no porque la empresa estuviera lejos, la que estaba lejos era ella.
La casa en las afueras tenía esa contra. Para cualquier cosa había que viajar más de una hora, porque cualquier cosa quedaba en la ciudad. Trataba de tomar el viaje como su real trabajo, porque era lo único que le pesaba, el resto no era tanto.
La casa la habían elegido los dos pero ella se enamoró en cuanto la vio. Cerca de la playa, con fondo y parrilla, con pocos árboles si, pero no le importó mucho ese detalle. Ya veía crecer sus plantitas cerca de la pared, en las macetas que había comprado hace tiempo y que tenía guardadas para esas plantas, exclusivamente.
Se acostumbró, después de un tiempo, a dormir en el ómnibus. Al principio le resultaban muy incómodos los asientos, pero en unas semanas cambió de parecer. También, pensó, que el trajín diario era un poco responsable de su sueño matinal y que tampoco había mucho para hacer.
Sus jefes, dos tipos de alrededor de cuarenta, con pinta de empresarios nuevos. El trato era bueno, racional, cosa que al principio le costó asumir, como quien se encuentra ante una situación que no sólo parece buena, sino que lo es.
Cobró su primer sueldo y devolvió gran parte de lo que había pedido. Con lo poco que le quedó, aguantó el siguiente mes. Recién en el tercero pudo decir que había cobrado y disfrutar del dinero. Se compró sandalias, música, un poco de cerveza y algo para fumar en casa. Paró frente a una vidriera en la que un vestido se le clavó en los ojos.
Unas semanas más tarde, uno de sus jefes la llamó y le dijo que debía reunirse con él y el otro socio en su oficina en quince minutos. El tipo era alto, morocho y con un humor estable y hasta simpático, cosa que ese día no tenía a juzgar por la cara.
Los quince minutos más largos de su vida habían comenzado. El reloj, cada vez que lo miraba, parecía retroceder en vez de avanzar. Empezó a percibir la densidad del aire y el frío de su espalda que no era acorde a ese enero de cuarenta y dos grados.
No era la primera vez en su vida que le tocaba sentir que lo bueno terminaba, por lo que se resignó y se calmó un poco. A los quince minutos, puntual, estaba golpeando la puerta del despacho. Entró con su mejor sonrisa, casi seduciendo involuntariamente.
Los socios se miraron como tratando de decidir quien iba a dar la mala nueva. Luego de un silencio de unos segundos que parecieron días enteros, uno de ellos la miró a los ojos y se lo dijo. Dio vueltas con temas como que todos hacían de todo, que cada uno era un empleado más y que sabía que no le iba a gustar, pero que las cartas había que mandarlas, para lo que había también, que ensobrarlas. Alrededor de seiscientas diarias hasta terminar con el listado de casi catorce mil fue el cálculo que hicieron.
Una mezcla de alivio y enojo la invadieron simultáneamente. No quiso quedarse callada para no dejar flotando la idea de que iba a hacer cualquier cosa que le pidieran. Protestó un poco pero en un tono irónico bien balanceado.
Cuando salió del despacho casi explota de contener la carcajada y mientras caminaba hasta su escritorio pensó en jugar a buscar conocidos dentro de aquellas cajas repletas de sobres y cartas.
Al tercer día ya había encontrado a algunos parientes, ex compañeros de estudios, un ex novio, su jefe en un trabajo anterior y hasta una prima de quien no tenía noticias hace mucho. Entre los sobres de una de las cajas, había en medio un espacio. Tomó la caja y la sacudió como para acomodarlos pero el espacio seguía ahí. Repitió la maniobra varias veces hasta que no pudo con su obsesión y vació la caja sobre el escritorio para acomodarlos uno por uno. Mientras lo hacía noto que uno de los sobres era distinto, como ligeramente más grande que los otros. Lo tomó y leyó el destinatario de la carta que ella misma había ensobrado. Sorprendida y asustada no podía creer no haberlo visto el día anterior cuando liquidó esa caja. Era su nombre. Con otra dirección pero era su nombre. Sin preocuparse demasiado pero siempre intrigada separó el sobre. Además, una vez que hizo esto, la caja quedaba perfectamente acomodada.
Revisó la base de datos y no encontró el registro. Lo esperaba, no sabía bien por que pero dado lo extraña de la situación era algo lógico que no esté en el mailing. Metió el sobre en su cartera y se lo llevó sin abrirlo.
Mientras viajaba de regreso a su casa se durmió escuchando algo de música pensando en el sobre, del que se olvidó completamente cuando despertó a unas cuadras de la parada de su casa.
Al llegar lo encontró como siempre últimamente, de mal humor. Discutieron pero no como siempre sino con más fuerza y violencia. Gritándose como nunca antes. Hasta se asombró de ser capaz de hacerlo porque siempre la había invadido el miedo que nunca pensó tener y que ahora estaba enterrando. Le dijo que se iba a ir, que ya no aguantaba más, que los años que pasaron habían sido buenos pero que no entendía como estaba ahí todavía. La respuesta de él le agujereó la médula de un tiro.
Encerrada en el baño dejo de ver la casa linda de golpe y hasta le dio asco. Pensó en irse en ese momento pero el cansancio la pegaba al piso. Salió del baño por un impulso y fue directamente a buscar el sobre dentro de su cartera. Lo agarró y volvió a encerrarse. Podía notar que dentro del sobre había un papel o algo de color oscuro, un marrón rojizo que antes no había notado. Igualmente no quiso abrirlo pero no dejó de mirarlo por más de una hora. Estaba intrigada pero a la vez tenía miedo por lo extraño de toda la situación.
El sobre permaneció en su cartera y ahí se quedó hasta el domingo, cuando presa de una desesperación melancólica lo agarró y casi corrió hasta la plaza, pequeña, pobre y venida a menos, pero con lo suficiente como para que su cabeza volara donde ella quería, a ninguna parte pero a todos lados. La hamaca, la única que quedaba entera había sido su diván durante varios domingos por la tarde, momento en el que la sangre se espesa de sentimientos y la hacen cada vez más densa y lenta. Esta vez sólo estaban ella, la hamaca y el sobre. Esta vez el aire estaba quieto y el tiempo también. Se levantó y miró hacia la ruta. Caminó despacio hasta la parada donde el ómnibus estaba detenido, como esperándola. Se subió y no sacó el boleto, sólo se sentó y miró por la ventanilla.
Bajó en la terminal y caminó unas cuadras hacia el río para después doblar a la izquierda y pasar el bar viejo que había visto una vez. Se detuvo y miró la dirección de la casa que estaba cruzando la calle, la dirección del sobre.
Una vieja la atendió y convidándole mate recién hecho le empezó a hablar de las comodidades de la casa.
Sólo falta la cocina porque en realidad es una división de mi casa que ahora me queda grande. Tendríamos que llegar a un acuerdo por la obra y ver como hacemos con los gastos…. y la voz de la vieja de repente dejó de escucharse porque se estaba viendo en un sillón sentada bajo la ventana, con su mini bar en construcción y las fotos en la pared, los libros en el piso y la radio de fondo, el mate y el termo sobre la alfombra, y el sobre en la mesa, abierto y casi roto, con el papel rojizo asomando y un mensaje escrito con su propia letra: “Bienvenida a la vida”.

mayo 18, 2008

Do the evolution

Corría el almanaque y alcanzaba el final de la década del 70. Estaba en el club Brisas del Plata, en Haedo con alrededor de 8 años de edad y creo que enamorado de María José, notable y realmente mayor que yo, calculo que unos diez años. Supongo que ahí se forjó una de mis actuales predilecciones donde esa cuenta dejó de tener sentido.
Estaba sentada en la escalera que venía de los vestuarios y terminaba en la cancha de futbol junto a una amiga que no existía. Leían o escribían algo, no recuerdo bien, pero lo que si recuerdo es que tenían un radio grabador con pilas, de esos gigantes con un pasa cassette en el centro y dos parlantes a los costados. Lo recuerdo bien porque me acerqué a ellas por detrás, bajando desde el vestuario con la intención de quedarme por ahí a mirarla, sólo a eso. Recuerdo también una extraña sensación nerviosa sin sentido, porque no iba a hablar con ella, no iba a decirle nada, no estaba esa posibilidad en mi cabeza y en mi corazón mucho menos. Yo era claramente inexistente para ella.

Llegué a estar a unos pocos metros de ella cuando del grabador se escuchó:


Quien más, quien menos, conoce el juego.
Si así es como nos tratamos esto va mal, muy mal.
Soy un tonto en seguirte, como un perro andaluz
Pero mi amor se acabará alguno de estos días, alguna de estas noches.


Se dio vuelta y me miró, me saludo. Respondí con un “Hola” que debí haber procesado por unos minutos. En ese momento la miré y sentí algo sumamente extraño. Avancé sin ningún miedo ni timidez porque la música ocupaba todos mis sentidos. Ella se desvanecía dentro de mi cabeza dejando de tener un papel protagónico.

No recuerdo exactamente qué dije, pero de alguna manera le pregunté quien era el que cantaba eso que estaban escuchando. Ella respondió con un simple: “Lo que estás escuchando es magia”, eso si lo recuerdo muy bien.

Desde ese momento mi vida cambió para siempre. Si alguno de ustedes conoce a María José, denle las gracias de mi parte y díganle que sigo escuchando magia todavía.

Los tiempos cambiaron y pasaron muchas cosas. Crecí con papá que hacía de mis oídos la felicidad plena. El hijo de papá creció también y quiso ser como él pero no pudo. En este caso sigo el consejo de vida de los mayores aunque algunos de ellos estén muertos en vida. Hay cosas que la genética no transmite y eso lo se desde que tengo uso de razón, entre otras cosas porque lo viví en carne propia, porque no soy mi papá, de ninguna manera.

Papá I

Nos quedamos por tener fe nos fuimos por amar. Ganamos algo y algo se fue.
Algunos hijos son padres
y algunas huellas ya son la piel




A mi otro papá hace poco que estoy logrando entenderlo. Sus consignas no eran claras para mí. Supongo que como así en un momento no estaba listo para María José, tampoco lo estaba para él, para sus palabras. Hasta podría decir que se parece mucho a mi papá genético.



Papá II (Nadie mejor que vos para elegir)


Si la lluvia llega hasta aquí
voy a limitarme a vivir.
Mojaré mis alas como el árbol o el ángel
o quizás muera de pena.






Hoy me toca ser papá. Hoy me acuerdo de esa mañana, también de domingo, muy fría de hace cinco años, de mis ojeras, de mi cansancio que recién comenzaba, de tu primer noche de vida que fue tu primer noche sin dormir y de la enfermera que entró varias veces en la habitación para ver por qué llorabas tanto, y tarareaba una canción que cantaba uno de tus abuelos, Ana no duerme, y me miraba y se reía. Seguí tratando de que sientas la magia usando como canción de cuna un Barro tal vez, un Necesito, o un Todas las hojas son del viento, y ya de más grande jugábamos al ataque de baile con Rap de las hormigas de fondo. La magia te va a seguir, te va a entristecer a veces y alegrar otras, lo importante es que esté ahí a tu lado.


Quizá te encuentres alguna María José que te haga descubrir la magia, quizá dentro de unos años logres comprender las palabras de tus padres y de tus abuelos, quizá veas a las generaciones tuyas crecer en todo sentido para no sólo ser los hijos de. Ya vos lo estás mostrando, y cada día te queda mejor.


Feliz cumpleaños Ana.

Pero veo el horizonte esta mañana,
y de pronto todo parece estar bien.

mayo 07, 2008

La TV Ataca


Auto, noticias del campo, toma de rehenes, lotería de la Provincia de Buenos Aires, terminó la toma de rehenes, Leonardo Da vinci, Evo Morales, chismes, Mariana Fabiani, un nabo tocando la guitarra, terminó la toma de rehenes, comercial de Direct TV, basurales, un cura, respiro para Hillary, Héctor Almandoz, líbero, Nacional 2 Cienciano 0, Croacia potencia futbolística?, kayaks, uno de los Baldwin, un equipo de baseball y Natalie Portman tomándoles una foto, persecución policial, Mariano Martínez y Laura Azcurra (Que fuerte/s que esta/n!), una mina comiendo con la hija, clases de baile tipo hip hop, Julia Roberts… sigo acá… qué mujer por dios!!... que pelic…? Ahh.. con Hugh Grant, llamá a fono club (no gracias), los Simpson… sigo acá…sigo… ya, American Idol, Messi jugando al metegol, un tipo con una linterna, una negra bastante fea, gordita con lentes… hermosa, estos no tengo idea de quiénes son, División Miami, El gran Chaparral, tres personas filmando un interrogatorio, Jackie Chan con Swarzeneger con una peluca de pelo largo con rulitos que le quedaaa!!!, Bob Esponja… sigo acá… sigo…, el pájaro loco pero de las nuevas, Pucca, Backyardigans, RBD (¿?), una morocha que muestra una casa, técnicas de confección y cocción de creps (ya las se), desfile de modelos, novela de Cosmogólitan (una vez en casa de una amiga hojee la revista, por favor!!!) Lindsay no se cuanto en true Hollywood story, mercado de frutos, un tipo en una moto buenísima, el planeta cambió (no jodas, si?), dos hienas tratando de morfarse un puercoespín… sigo acá…sigo… parece que lo cagaron… no!! ganó el puercoespín (qué bicho más raro!!), una mina horrible pariendo…sigo… push push!...un varoncito, un tipo con una campera camuflada filmando una montaña, fotografías… sigo… sigo acá… están buenas las fotos, un tipo con sombrero contando algo sobre las bacterias, dos grandotes con pinta de guardaespaldas meten a una mina en un auto, fotografías retocadas… están buenísimas, canal AV con la pantalla negra, Off.